Capítulo 8: sexo sin amor ¿es libertad?
En una de las cruzadas estudiantiles por la libertad en los años sesenta en la universidad de California en Berkeley corrieron pancartas llamativas con la leyenda: “duerme con un extraño esta noche”. Similarmente en las orlas del movimiento psicoterapéutico se anuncian sesiones de grupo con el lema: “sexo con el extraño”. La lógica de la frase es bien clara, ¿Es que no es un aparte esencial del ser libre la libertad de tener comercio carnal con quien uno quiera y cuando uno sienta inclinado a ello?¿Qué consecuencias trae la libertad de practicar el sexo desprovisto de amor e intimidad?
May opina que ese designar el sexo sin amor como un ideal, como algo que apetece es una expresión del narcisismo, que viene a ser también una justificación por razón del miedo a la intimidad, al estrechamiento en las relaciones interpersonales, y también que es reflejo de la alienación de nuestro mundo cultural y un añadido a esta alienación.
Como está escrito en AMOR Y VOLUNTAD, el sexo sólo es un estímulo y respuesta, mientras que el amores un modo de ser.
ASPECTOS POSITIVOS DEL SEXO SIN AMOR
Libertad de barreras:
El sexo puede ayudar a los adolescentes que van a tientas en su entrada en el medroso y confuso serial del sexo y tienen miedo de ser atrapados.
Otra aplicación aún tiene para divorciados como cura de la herida de la separación, abandono y rechazo. Otros terapeutas añaden que un periodo de promiscuidad puede ser un medio de liberarse de un matrimonio rebote o de un quedar demasiado profundamente envuelto con una pareja antes de haber pasado el inevitable período doloroso.
Cada uno de estos casos es libertad de si el sexo sin intimidad y amor no puede promover por sí la libertad del auténtico ser, al menos puede preparar el terreno para una promoción posterior.
May no cuestionando el temor a la intimidad; nada de extraño que anhelemos la libertad de la intimidad por ejemplo en las fiestas. Él cuestiona la justificación de este temor como un principio que acaba amputando el yo mismo.
Sensación sin emoción:
A partir de experiencias psicoterapéuticas descubre que la gente que funciona mejor en un sistema de sexo sin amor e intimidad, es aquella que tiene poca capacidad para el sentimiento. Son gente impulsiva y mecánica en sus relaciones y que de ningún modo pueden experimentar intimidad.
Nicole conjuró a Felipe que “se colgar” de otras mujeres, y añadía que sólo se sentiría ofendida si él pusiera demasiado sentimiento, a saber, si desplegara una verdadera intimidad con otra mujer a vueltas del sexo. Esto es poner un premio a no sentir y el ideal entonces es el de una persona mecanizada que percibe sensación sin emoción.
La tendencia al sexo sin intimidad ni amor marcha en nuestro entorno cultural de la mano de la capacidad de la pérdida de la capacidad de sentir.
El perdido poder del eros
El sentimiento normal de los celos es un correctivo que previene del surgimiento de los celos neuróticos.
El sexo y la intimidad y amor que van unidos con él son una parte tan básica de la existencia humana, que no puede uno separarlos de los valores personales. Tratar al sexo y a sus valores específicos como totalmente divorciados unos de los otros, no sólo es bloquear el desarrollo de la libertad personal, sino también hacer el problema cultural del sexo simplemente insoluble. El aspecto moral del sexo está en función de que se acepte la responsabilidad respecto del otro tanto como respeto por uno mismo. Los otros son importantes. Y el reconocimiento de esto confiere al encuentro sexual su éxtasis, su significado y la capacidad de sacudirnos hasta lo profundo.
Lo que los propugnadores de la idea del sexo sin intimidad y amor, como la vía a la genuina libertad han pasado por alto, es que la libertad en el sexo es como la libertad en cualquier otro terreno de la vida. Uno es libre cuando reconoce sus propios límites, esto es su propio destino. Todas las confrontaciones con el destino tienen un riesgo que es el precio de la libertad.
